Cesvi Colombia desde su visión de la prevención vial, desea aportar en el diagnóstico de un creciente sector que está apalancado en el desarrollo tecnológico de plataformas y en el afán de dar soluciones a los clientes, pero parece dejar de lado la seguridad vial.
En la actualidad se vive un ambiente en el que muchos esfuerzos están volcados a la reducción de accidentalidad, es común oír y/o hablar de visión cero y programas de seguridad vial, ver mayor control de las autoridades, proyectos de mejoramiento de infraestructura entre muchos otros; también se habla sobre la cultura de nuestro país en relación a la seguridad vial, esta cultura está relacionada con el comportamiento que tenemos todos en la vía cuando representamos algún rol en ella.
Una cultura vial adecuada debería contemplar un comportamiento ejemplar, aunque nadie lo esté observando, siempre tener respeto por las normas y señales de tránsito, actuando de manera correcta sobre la vía; sin duda estas acciones llevarían a disminuir de manera muy significativa las cifras de accidentalidad, más aún entendiendo que cerca del 90% de los accidentes ocurren por responsabilidad de las personas.
Según el observatorio nacional de seguridad vial, en el primer semestre de 2018 han muerto 3096 personas en accidentes de tránsito, 170 de ellos ciclistas. Los ciclistas dentro del grupo de actores vulnerables (peatones, ciclistas y motociclistas) son un foco importante para analizar, es un medio de transporte que se viene impulsando por temas medioambientales, pero ha incrementado una gran problemática que debe abordar.
Actualmente el modelo de domicilios, se ha apoyado fuertemente en los domiciliarios en bicicleta, quienes llevan a su casa lo que requiera, desde comida, hasta elementos de aseo personal; esto para el consumidor final tiene la ventaja de ahorrarse tiempo en filas y trayectos para realizar la compra.
A lo largo de estos desplazamientos el domiciliario se ve expuesto a muchos riesgos los cuales se podrían maximizar o minimizar de acuerdo a la forma en la cual actúa la persona. Mediante observación establecimos cuales son la conductas más riesgosas que presentan habitualmente los domiciliarios en bicicleta.
Cruce de semáforo en rojo: práctica muy frecuente, es posible asociarla al tiempo de entrega y a que no son fácilmente identificables mediante cámaras de foto comparendo.
No uso de elementos de protección personal: aunque parezca ilógico, no se evidencia una cultura de protección del empleado ni del empleador; si bien el negocio se mueve en la vía y una lesión lo afecta altamente, es muy normal ver que no se tengan estos elementos.
Circulación en contravía e irrespeto por las señales: con el ánimo de acortar el camino, se ve muy seguido este tipo de conductas, que sin lugar a dudas pone en riesgo la integridad del conductor y peatones, adicionalmente omitir la señal de PARE, giros prohibidos, circulación restringida y estacionamientos inadecuados estarían contemplados en este punto.
Manipulación de celular: considerando que el negocio se produce gracias a la conectividad, es muy común ver que se manipulen tabletas o celulares mientras se conduce.
Circulación sobre los andenes: es muy común observar que los ciclistas transiten por aceras peatonales, cuando deben circular por la vía o por la ciclo ruta si está demarcada.
Uso de audífonos: el no estar atento a la vía puede generar un riesgo alto, así mismo el no escuchar, un pito, un llamado o cualquier sonido que alerte al ciclista ante el peligro.
Estas conductas sin lugar a dudas ponen en riesgo la integridad de un conductor, que está catalogado como un actor vulnerable.
Ahora bien, ¿por qué los domiciliarios están tan dados a incurrir en estas conductas? Nos acercamos a varios de ellos para preguntarles acerca de sus conductas y las razones que los llevan a acometerlas, pero lo que es más importante, qué hacen para minimizar los riesgos que conlleva su trabajo.
La manifestación más recurrente es el afán por realizar su entrega y así poder estar disponible para un nuevo servicio, por esta razón se incurren en conductas riesgosas, sin embargo también aluden desconocimiento de normatividad, de hecho pudimos establecer que en muchos casos se tratan de personas extranjeras, lo que genera que el desconocimiento por las normas de tránsito locales sea más común.
Lo que más llama la atención, es que tienen un tiempo establecido para realizar la entrega, es decir que están condicionados a un límite de tiempo, de no cumplirlo se generará una queja en el sistema y en la reiteración les suspenden los servicios, algo que evidentemente les afecta su bolsillo.
En cuanto a elementos de protección personal, el tema es económico, si bien la empresa contratante hace referencia al casco como protección, no les suministra ningún elemento de protección al empleador y debe ser una inversión netamente del domiciliario, que en muchos casos prefiere no hacerla.
Al ser cuestionados por capacitaciones en cuanto a seguridad vial, que les brinda la empresa contratante, indican que no reciben formación específica en este aspecto, tan solo capacitación en uso de la plataforma de domicilios y una charla de 10 o 15 minutos donde les hacen recomendaciones generales sobre la circulación en las vías, enfocadas en seguridad vial, seguridad física y servicio de entrega de los productos.
Otro aspecto relevante es que no tienen una jornada definida, entre más servicios completen mayor será la remuneración, algo que iría desde todo punto de vista en detrimento de la seguridad vial, pues el cansancio en un ciclista es aún más influyente al exigir un desgaste físico.
Por último, como si las condiciones no fueran adversas, la seguridad física es otra preocupación de estos trabajadores, pues según nos informaron siempre existe el riesgo de ser víctimas de robo del dinero, del encargo y lo que es peor de la bicicleta, tanto en horas del día como de la noche.
Es importante resaltar que algunos jóvenes manifestaron tener un contrato por prestación de servicios, desconocemos si se maneja la figura de contratación directa y de ser así, cuáles son las condiciones en cuanto a lo aquí manifestado, eso sí, es muy común ver un gran número de domiciliaros que están en estas mismas condiciones.
Tras conversar con los domiciliarios podemos concluir que ellos desarrollan un trabajo concentrándose en llegar a tiempo a un lugar, estando muy pendiente de no ser despojados de sus pertenecias, con un desconocimiento general de las normas de tránsito y poniendo como prioridad el rápido desplazamiento para el pago total del domicilio, sin utilizar los elementos de protección adecuados, sin un reglamento o Plan Estratégico de Seguridad Vial, todo esto sin duda es un panorama desalentador.
Desde Cesvi Colombia hacemos el llamado a reflexionar sobre varios aspectos:
1. Una capacitación en seguridad vial, estructurada, enfocada y bien impartida, ayudaría en gran manera a mejorar la cultura vial.
2. La revisión de los tiempos de entrega, primando siempre la seguridad en el desplazamiento.
3. Los elementos de protección personal, son algo que no debería ser negociable y por lo tanto una exigencia para la prestación del servicio.
4. Incluir a todos los colaboradores de la empresa dentro de los planes de seguridad vial, esto garantiza que se tengan controlados los riesgos por la prestación de este servicio.
5. Las autoridades deben ejercer un mayor control, puesto que en el Código Nacional de Tránsito están definidos temas como: lugares de circulación, respeto por las normas y señales y uso de elementos de protección personal.