La industria automotriz ha experimentado cambios profundos con la incorporación de tecnologías avanzadas y la creciente digitalización de los sistemas a bordo. Hoy en día, el mantenimiento de un vehículo no se limita únicamente a cambiar aceite o filtros, sino que incluye la supervisión detallada de múltiples componentes y parámetros de operación.

En este contexto, el mantenimiento preventivo y predictivo se ha convertido en un pilar fundamental para garantizar el funcionamiento de los automóviles de combustión interna, híbridos y eléctricos. Gracias a la información que se emite mediante sensores, diagnósticos a bordo y el uso de Inteligencia Artificial (IA), es posible identificar posibles fallas antes de que sucedan e incluso optimizar la vida útil de las piezas críticas.

Evolución del mantenimiento automotor:

Durante décadas, el mantenimiento preventivo se
basó en intervalos de tiempo o kilometraje estipulados por el fabricante. Sin embargo, este enfoque resultaba demasiado general para abarcar todas las situaciones reales. Un conductor que recorre principalmente trayectos urbanos, con paradas y arranques constantes, somete al vehículo a un estrés diferente al de alguien que viaja largas distancias por autopistas. De ahí surge la necesidad de analizar parámetros de uso para adecuar mejor los planes de mantenimiento.

 

El mantenimiento predictivo es una respuesta a esta limitación. En lugar de depender estrictamente de intervalos fijos, se recopila información del vehículo en tiempo real para estimar la vida útil de los componentes. Por ejemplo, monitorear la temperatura
del motor, la presión de aceite, los ciclos de carga y descarga de la batería (en vehículos eléctricos) o los ciclos de frenado regenerativo (en híbridos), brinda una imagen más completa del desgaste.

Sensores y puerto OBD: 

La base tecnológica del mantenimiento moderno se fundamenta en la recolección de datos a través de sensores y en el análisis de estos. La mayoría de los vehículos actuales, ya sean de combustión interna, híbridos o eléctricos, integran un módulo de control electrónico (ECU) que gobierna funciones como la inyección de combustible, el control de emisiones y la gestión de la batería. A esta computadora principal se suman otras unidades de control (Transmission Control Module, Battery Management System, etc.) que supervisan sistemas específicos.

Para acceder a la información, se emplea el puerto
OBD (On-Board Diagnostics). Este estándar, permite que un escáner externo se comunique con la red interna del vehículo. Al hacerlo, se pueden leer códigos de falla, valores en tiempo real (por ejemplo, la mezcla de aire-combustible o la temperatura del refrigerante) y hasta reiniciar algunos parámetros de funcionamiento. Sin duda, el OBD se ha convertido
en la “puerta de entrada” a la inteligencia del vehículo, posibilitando el registro de información histórica y facilitando su posterior análisis.

Inteligencia artificial y aprendizaje automático:

La gran diferencia entre el mantenimiento preventivo clásico y el mantenimiento predictivo radica en el uso extensivo de técnicas de IA. Algoritmos de aprendizaje profundo pueden procesar grandes volúmenes de datos operativos, identificar patrones de
desgaste y generar modelos capaces de pronosticar la vida restante de una pieza.

Para lograrlo, se recurre a redes neuronales y metodologías de aprendizaje automático. Estos modelos aprenden de ejemplos históricos: si en el pasado un cierto patrón de vibraciones en el motor precedía una falla en la bomba de agua, el sistema “entiende” que, al detectar nuevamente esa misma señal, es
probable que el problema se repita. Asimismo, en los vehículos eléctricos, la monitorización de la batería (estado de carga, temperatura, ciclos de recarga, etc.) se beneficia de algoritmos capaces de predecir la degradación de las celdas. Esto permite al conductor y al servicio técnico planificar el reemplazo antes de un
fallo crítico.

Aplicaciones prácticas
Casos de uso: 

La gran diferencia entre el mantenimiento preventivo clásico y el mantenimiento predictivo radica en el uso extensivo de técnicas de IA. Algoritmos de aprendizaje profundo pueden procesar grandes volúmenes de datos operativos, identificar patrones de
desgaste y generar modelos capaces de pronosticar la vida restante de una pieza.

Para lograrlo, se recurre a redes neuronales y metodologías de aprendizaje automático. Estos modelos aprenden de ejemplos históricos: si en el pasado un cierto patrón de vibraciones en el motor precedía una falla en la bomba de agua, el sistema “entiende” que, al detectar nuevamente esa misma señal, es
probable que el problema se repita. Asimismo, en los vehículos eléctricos, la monitorización de la batería (estado de carga, temperatura, ciclos de recarga, etc.) se beneficia de algoritmos capaces de predecir la degradación de las celdas. Esto permite al conductor y al servicio técnico planificar el reemplazo antes de un
fallo crítico.

Ventajas: 

• Ahorro de costos: al evitar reparaciones mayores por fallas no detectadas a tiempo, se reduce el gasto total en repuestos y mano de obra.
• Mayor seguridad: la detección temprana de problemas minimiza el riesgo de accidentes por fallas mecánicas o eléctricas.
• Extensión de la vida útil: el monitoreo continuo de las condiciones de operación prolonga el rendimiento óptimo de componentes críticos, como baterías, frenos o sistemas de inyección.

Desafíos:

• Privacidad de datos: la gran cantidad de información recopilada sobre el estilo de conducción y la ubicación del vehículo plantea interrogantes sobre protección de datos y ciberseguridad.
• Costos iniciales: el equipamiento necesario para lectura, análisis y almacenamiento de datos puede suponer una inversión alta, especialmente en flotas de gran tamaño.
• Actualización del personal: los técnicos deben formarse en el uso de nuevas herramientas y tecnologías de diagnóstico basadas en IA, lo que implica programas de capacitación constantes.

El Futuro: mantenimiento inteligente y conectado

La visión a mediano y largo plazo apunta hacia sistemas más conectados, capaces de advertir al conductor sobre posibles fallas, programar automáticamente una cita en el taller y solicitar piezas de repuesto.

Con la llegada de redes de comunicaciones más rápidas (como 5G) y la continua evolución del Internet de las Cosas (IoT), será más fácil transmitir grandes volúmenes de datos en tiempo real a plataformas en la nube, donde los algoritmos de IA procesarán la información de millones de vehículos simultáneamente.

Además, la tendencia hacia la electrificación de la industria automotriz intensifica la importancia del mantenimiento predictivo, especialmente por el alto costo de los paquetes de baterías y la necesidad de mantenerlos en estado óptimo. En este sentido, la colaboración entre fabricantes, entidades regulatorias y empresas tecnológicas resulta esencial para seguir desarrollando estándares unificados y sistemas de diagnóstico más robustos.

El mantenimiento preventivo y predictivo en vehículos modernos representa un avance crucial en la búsqueda de seguridad, eficiencia y sostenibilidad. Gracias a sensores, diagnósticos a bordo y el uso de IA las revisiones se transforman en procesos inteligentes que pueden adelantarse a las fallas más comunes y optimizar la vida útil de los componentes críticos. Estos métodos se consolidan como un nuevo estándar de confiabilidad en la industria. Mientras la tecnología siga evolucionando, cabe esperar mejoras sustanciales en la precisión de los diagnósticos y en la integración de datos, ofreciendo un futuro donde cada vehículo sea capaz de “cuidarse” a sí mismo y de informar a sus propietarios o a los centros de servicio sobre sus necesidades, antes de que los problemas se conviertan en averías costosas o peligrosas.

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