Existe hoy una gran tendencia en la industria de iluminación para que todo sea LED. Esto inició muy fuerte en el mercado para casas, oficinas y espacios públicos, pero cada vez es más común verlo en la industria automotriz. En el parque automotor no es raro encontrar conductores buscando cambiarse a bombillos con esta tecnología en los faros principales, que originalmente tenían bombillos halógenos.
Pero, esta tendencia trae muchísimas discusiones sobre seguridad, desempeño, durabilidad y diseño. Después de todo, ¿funcionan los bombillos LED en los carros? La respuesta a esta pregunta no es universal para todos los casos, pero si depende de si se trata de un vehículo nuevo que trae originalmente esta tecnología o un vehículo que trae originalmente otro tipo de bombillo que se quiere convertir a LED.
En el caso del carro nuevo, con el producto original, ¡la respuesta es sí! Porque los diseñadores del auto tomaron desde el inicio una fuente de luz LED, con unas características de flujo luminoso, tamaño de la fuente de luz, disipación de calor y condiciones eléctricas que hacen que estos vehículos se comporten de una forma más segura en la vía.
Por ejemplo, con los sistemas más avanzados de la actualidad, es posible tener las luces permanentemente altas y un sistema detecta cuáles segmentos de luz se pueden eliminar para no enceguecer a las personas que vienen en sentido contrario. Esto trae más seguridad al dueño del vehículo y a los conductores y peatones que están alrededor de él.
En el caso del vehículo que trae originalmente otra tecnología y se quiere convertir a LED, la respuesta es: ¡generalmente no! La verdad es que, al hacer una modificación e instalar un bombillo LED en un lugar donde antes funcionaba un halógeno o un incandescente, se modifica todo lo referente a la fuente de luz – o sea, el tamaño de la fuente de luz (antes filamento, ahora chip LED) y su posición, el flujo luminoso producido, la disipación de calor y el componente eléctrico.
El resultado de la modificación es una proyección de luz que generalmente enceguece a los demás conductores y que no tiene la suficiente profundidad, ya que los chips LED actuales no logran tener el flujo luminoso en un espacio tan pequeño como el que producía originalmente el filamento.
Los fabricantes de estos bombillos LED deben agregar una fuente de luz más grande que el tamaño original del filamento si quieren cumplir con el flujo luminoso, haciendo que los faros de los vehículos proyecten luz en puntos donde se suponía no debían proyectar luz: los ojos del conductor que viene en sentido contrario. De esa forma, el LED es una tecnología revolucionaria y positiva para el mercado automotor, pero cambiar los bombillos tradicionales por los de LED puede comprometer su seguridad y la de los demás conductores.
Por Felipe Ángel, CEO de OSRAM en Colombia.