El sector automotriz es reconocido a nivel mundial como un sector ‘punta de lanza’ para el desarrollo económico y social, por sus múltiples efectos de arrastre sobre una amplia gama de campos de la actividad industrial.

En Colombia está compuesto por la producción de vehículos, motocicletas y autopartes, y gracias a que trabaja constantemente en el fortalecimiento del sector y desarrollo de nuevas estrategias para seguir diversificando los mercados y la oferta, ha logrado posicionarse como el quinto productor de automóviles en Latinoamérica, para lo cual involucra a proveedores de insumos de otras industrias como metalmecánica, petroquímicos (plásticos y cauchos) y textiles, lo que permite emplear un 2,5%, del personal ocupado dentro de la industria manufacturera.

Para el año 2019, el mercado de vehículos cero kilómetros en el país, cerró con un balance positivo, alcanzando las 263.684 unidades matriculadas y un crecimiento del 2,7% frente al año 2018, mientras que el segmento de motos alcanzó las 612.086 unidades y un crecimiento de 10,6%, de acuerdo con las cifras de la Asociación Nacional de Movilidad Sostenible (ANDEMOS).

Sumado a estas cifras, el sector aporta un 6.2% del PIB industrial del país, además de fabricar partes y piezas usadas en el ensamblaje de vehículos, incluye la fabricación y ensamblaje de todo tipo de automotores, información suministrada por la cámara de la industria automotriz (ANDI) y de Procolombia.

En materia de empleo según el DANE, la fabricación y comercio tanto de vehículos como de piezas ocupa más de 72.400 personas con una remuneración que supera los 1,3 billones de pesos anuales vinculados a 1.142 establecimientos formales de comercio generando riqueza a lo largo y ancho de todo el país. A estas cifras, habrá que sumarle la actividad económica relacionada en otras actividades directamente ligadas con el vehículo del sector financiero, las aseguradoras, sector inmobiliario, peajes, policías de tránsito y la mano de obra ocupada en la construcción y mantenimiento de la infraestructura vial.

Es por ello, que la industria automotriz contribuye de manera significativa al desarrollo social y el crecimiento económico que todos deseamos para el país, y para que el sector pueda continuar aportando en esta medida, es clave preservar el bienestar de los trabajadores de la industria y demás sectores, dado que nos enfrentamos a una crisis sanitaria sin precedentes, ocasionado por el COVID-19 provocando miles de muertes alrededor de todo el mundo, confinamiento de toda la población y suspensión de toda actividad que no sea considerada como esencial; es importante sensibilizar a todas las empresas y trabajadores de como regresar de manera segura y gradual, a sus actividades laborales, con el fin de contribuir a la protección de la salud de los trabajadores y clientes, previniendo y ayudando a mitigar el contagio.

Aún después del levantamiento de las medidas de confinamiento,  debemos seguir alertas a los riesgos de contagio por el virus, lo cual ocasionará un fuerte efecto sobre los hábitos de consumo y de movilidad en las personas, por una parte los nuevos modelos de teletrabajo, implicando menos traslados hacia algunos lugares específicos y de trabajo, sumado a ello la baja en los ingresos de muchos de los hogares colombianos, ocasiona en el  consumidor un comportamiento más austero en materia económica, claro escenario de esto, se ve reflejado en las ventas de vehículos para los meses de marzo y abril por los cuales el país cursa el estado de emergencia, llegando en este último mes a un decrecimiento del 98%, respecto a ventas de meses anteriores.

Estos riesgos no solo implican cambios de hábitos, movilidad y consumo, también trae consigo un riesgo latente para la fuerza laboral, recurso imprescindible de cualquier organización, dado que el virus no ha seguido el mismo patrón de contagio en todos los países.

 

Por Duverney Sánchez Jefe talleres Cesvi Colombia

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