En cualquier taller de reparaciones en carrocería y pintura de vehículos, es indispensable contar con una cabina o cabina-horno para las aplicaciones de pinturas de acabado, pues las condiciones requeridas para la realización de esta operación solamente se obtienen disponiendo de una de estas. También es cierto que este equipamiento demanda una gran inversión para el taller reparador, por lo que su correcta elección es fundamental para garantizar trabajos de calidad y mejorar la capacidad instalada del centro reparador.
Generalidades del uso de cabinas de pintura
La cabina es una instalación en la que se produce un ambiente presurizado, idóneo para el pintado y secado de automóviles. Su principio de funcionamiento se basa en la impulsión de aire en su interior en forma vertical, desde el techo filtrante en dirección al suelo, donde se ubica el colector de evacuación de aire hacia el exterior. La velocidad media del aire ha de estar regulada adecuadamente, garantizando la protección del pintor y evitando la formación de atmósferas peligrosas en su interior. Cuando la cabina cuenta con fases o ciclos de temperatura, se denomina cabina-horno.
De otro lado, la planificación de su uso debe ser cuidadosa, para evitar al máximo imprevistos que retrasen la operación fluida del proceso de reparación.
Dentro de las ventajas de su uso, podemos enumerar las siguientes:
– Aísla las operaciones de pintado del resto del taller, garantizando aplicaciones limpias y seguras.
– Acelera el secado de las pinturas de preparación y acabado.
– Mejora la calidad de la aplicación.
– Facilita, entre otras, la igualación de color, por su adecuada iluminación.
– Rentabiliza la zona de pintura.
– Reduce los riesgos sanitarios y de incendios.
– Retiene la mayor cantidad de partículas de pintura y compuestos orgánicos volátiles (VOC).
Evolución de las cabinas de pintura
En el mercado existe una amplia variedad de cabinas para el pintado de automóviles, en función al espacio disponible, el tipo de vehículos atendidos, la capacidad de inversión, entre otras. Más allá de estos aspectos, hay dos procesos fundamentales en los cuales las cabinas han marcado el camino de su evolución, en pro del ahorro energético en el proceso:
1. Calentamiento del aire que ingresa a la cabina: en las cabinas convencionales, la combustión se genera en un hogar. Allí se calienta la chapa, que hace de intercambiador de calor entre el hogar y el aire que entra en la cabina. En la actualidad, se cuenta con cabinas con quemador de llama directa, en las cuales, la llama generada por la combustión calienta directamente el aire que ingresa a la cabina, mejorando su eficiencia, y haciendo más rápido el calentamiento y el enfriamiento. Otra modalidad más reciente consiste en calentar el aire o directamente la lámina con páneles endotérmicos dispuestos en las paredes laterales y frontal, así como en el techo, evitando el uso de quemador y reduciendo prácticamente a cero las emisiones de CO2 a la atmósfera.
2. Control de la potencia de los motores: el consumo de energía de los motores que mueven las turbinas de impulsión y extracción de aire en cabinas convencionales es muy alto durante el arranque. La velocidad de giro y el caudal del aire no pueden ser controlados, funcionando siempre los motores a plena potencia. Con la aparición del sistema inverter, cada uno de estos motores posee un variador o convertidor de frecuencia que modifica de acuerdo a la necesidad la corriente aplicada sobre los bobinados, evitando con esto consumos excesivos y regulando su velocidad, pudiendo funcionar a menor potencia en función a la fase de operación.
Para la correcta gestión de estas tecnologías, las cabinas-horno son equipadas con un controlador electrónico (PLC) que actúa como comando central del sistema. Este recibe información de diversos sensores presentes en la operación (temperatura, presión, cantidad de gases de combustión, etc), y de acuerdo al programa seleccionado, permitirá obtener las más altas prestaciones de estos equipos, con ahorros de hasta el 35%.
Condiciones para implementar una cabina en el taller
Las cabinas-horno han experimentado una importante evolución, lo que lógicamente plantea al taller la incertidumbre sobre cuál será la más apropiada al momento de su renovación o adquisición. La meta principal será obtener mayor rapidez, calidad y facilidad en las operaciones. Será necesario, en primera instancia, garantizar una distribución de flujo secuencial en el área de pintura por parte del taller, para que al momento de instalar la cabina de pintura esta se encuentre cerca o inmediatamente después de las zonas de preparación y alistamiento, ya que ambas actividades (pinturas de fondo y pinturas de acabado) hacen parte del mismo proceso.
Así mismo, para la elección de una cabina o cabina-horno, deberían considerarse, los siguientes aspectos:
Tipología del proceso productivo del taller: el objetivo principal del montaje de una cabina o cabina-horno en un taller reparador, siempre será la mejora de la productividad y la calidad del proceso de pintado, por lo que en este apartado, se debe tener en cuenta, el tipo de vehículos a reparar (principalmente sus dimensiones), la cantidad de vehículos a pintar (para determinar el número de equipos necesarios), la magnitud de los daños (porcentaje de reparaciones grandes y pequeñas), y ubicación de la cabina (criterios lógicos de flujo de trabajo, pasillos amplios, colocación de conductos, entradas y salidas de aire, tomacorrientes y protecciones eléctricas adecuadas, obra civil para el empotramiento del equipo).
Características técnicas del equipo: vendrán definidas a partir de las medidas de la tipología de vehículos atendidos en el taller, construcción de la cabina, filtración del aire e iluminación.
Ventilación y calefacción: el grupo de ventilación se encarga de aspirar aire del exterior e impulsarlo al “plenum”, y además de este grupo de impulsión, es recomendable que la cabina cuente con un grupo de extracción de aire (cabina equilibrada), garantizando un mejor control de la velocidad y la presión del mismo. En cuanto a la calefacción, la cabina debe garantizar la adecuada gestión de la temperatura, logrando calentar o enfriar el aire de manera rápida, de acuerdo a la fase de trabajo.
Por último, deberán considerarse otros aspectos importantes tales como las normativas aplicadas por los fabricantes para la construcción de cabinas, así como la capacidad del proveedor para brindar el respectivo soporte posventa, comprendido en la formación del personal para la manipulación del equipo, garantía, asistencia técnica, forma de pago, entre otros.
Conclusiones
Existe una amplia disponibilidad de cabinas o cabinas-horno en el mercado, que cumplen con los requerimientos especificados para el repintado de vehículos, y con los avances tecnológicos de los últimos años, estos equipos garantizan cada vez más una mayor eficiencia en su uso, brindando al taller la posibilidad de seguir mejorando su rentabilidad.
En el proceso de renovación o adquisición de una cabina o cabina-horno, confluyen diversos factores que deben ser analizados cuidadosamente antes de la decisión final, ya que el costo de inversión es alto, y supondrá por lo tanto la optimización del proceso o la aparición de cuellos de botella que perjudiquen la eficiencia del centro reparador.